miércoles, 2 de abril de 2008

AL CEL SIA


Alrededor de las siete de la tarde recibí la mala noticia, "muy mala, malísima noticia" según mi interlocutor e informante de la desgracia: "Don Pep a mort"; podéis imaginar la sorpresa y el impacto de la misma. ¡No es posible!

Ahora tras unas horas desde el óbito, vienen a mi recuerdo aquella conversación que mantuvimos don Pep, Raúl y yo en la sacristía, aquellas palabras sobre su conciencia de vivir de prestado todos aquellos meses desde que se le descubriera el mal que le había enviado como prueba Nuestro Señor, lo claro que lo tenia y la tranquilidad con que lo asumía, pero ya veis, no fue ello lo que le llevo al lado del Señor.

Tampoco habían transcurrido muchas horas desde nuestra última conversación en el despacho parroquial sobre los planes futuros de nuestra cofradía, que a la vez había hecho suya. Su preocupación sobre como habíamos visto nuestra primeriza participación, la opinión sobre ello, como hablamos de futuros planes para la Mare de Dèu de la Salut, para la festividad de San Miguel y todos los actos, o aquellos sobre las obras de mantenimiento de la Iglesia Parroquial, o los más lejanos en los que estábamos poniendo los cimientos para tareas más utópicas, léase el Museo Parroquial o la investigación sobre las antiguas cofradias de San Miguel.

Todo ello se paro de forma brusca alrededor de las seis de la tarde, cuando se preparaba para ejercer su oficio sacerdotal como cada día.

Desde estas modestas palabras, creo hablar en nombre de todos los cofrades que hemos tenido el honor de conocerle, y de saber que no sólo nos abrió las puertas de la Parroquia, lo más importante, nos abrió su corazón y nos acogió entre sus brazos. Nunca sabremos que pasos dio para que lleguemos a ser lo que deseamos: la Cofradia de San Miguel, si podremos agradecerle todo su apoyo y todos aquellos "trabajillos" con los que nos obsequiaba cuando participábamos en los cultos de la Parroquia. "Gracies don Pep".

Queda al aire un "berenar de germanor" don Pep. Dios quiera que algún día sentados todos a la diestra de Nuestro Señor Dios Padre, podamos cancelar dicha deuda, mientras tanto reciba nuestra gratitud por todo lo que nos permitió realizar y disfrutar en este corto espacio de tiempo que hemos podido disfrutar de su bondad.

"Al cel sia don Pep".

Tomeu C. Moragues i Jordà (President de la Confraria de San Miquel)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me han emocionado profundamente estas tiernas palabras. Desgraciadamente también me han recordado la fragilidad de la vida, la sobre-importancia que damos a cosas insignificante, lo que no solemos valorar con frecuencia... La muerte, un paso más de la vida y sin embargo algo que no vemos como natural, algo que nunca aceptamos.. Pero, como aceptar que no vas a volver a ver a esa persona??? Sí, en otra vida tal vez...
Don Pep.. yo lo recuerdo con mucho cariño, con su peculiar despiste, su voz serena, su temple serio con un toque de tierna alegría.. Siempre estará en nuestros corazones.

Joan Antoni Estades ds Moncaira i Bisbal dijo...

José Cabrinetti Sande y servidor éramos casi de la misma edad. El de 1938 y yo del año siguiente.Le conoci mucho antes de su epoca de Director en Menorca de Radio Popular.Era servidor corresponsal en Sóller de la citada emisora por los últimos tiempos del franquismo.
Semanalmente retrasmitía una cronica.Cierto 1º de Octubre aniversario de la exaltación de Franco a la Jefatura del Estado tuvé un pequeño roce con Mosén Pep y fuí cesado de corresponsal por causa de la crónica de aquella jornada; la cual obviamente no se retrasmitió. No vayan a pensar que hablara mal de nadie y menos todavía de quien era Caudillo de España por la Gracia de Dios sino tan sólo que " Dia 1 de octubre como cada dia en la misa se habría rezado como cada dia Padre nuestro que estas en los Cielos". Una autentica tontería visto ahora pero que entonces no lo era y la reacción de Pep Cabrinetti tenía su razón de ser aunque entonces confieso que me molestó. Descance en paz su alma.